Hay quienes aseguran que uno vuelve de sus vacaciones renovado, recargado, reparado y preparado para enfrentar los nuevos desafíos que el nuevo año promete. Eso no es mas que una vil MENTIRA. Como las de los dentistas cuando juran, “no va a doler” o como la de los abogados cuando afirman, “este es un tramite rápido”, o la del deudor que promete, “mañana sin faltas” o la del orador que se ataja y dice, “solo diré dos palabras…”
Primero y principal, no estoy seguro que uno VUELVA realmente. Sino, qué es eso de andar (como en mi caso) escuchando sambas a todo volumen como si uno fuera un carioca más "dançando na avenida"?. Qué es eso de sentirse raro en el baño propio? Qué es eso de extrañar la novela de las ocho o los desayunos pantagruélicos? Uno no vuelve 100%, o el que vuelve ya no es más uno sino otro, mas holgazán y desganado.
Pero no queda más que volver y dejar que la Pelopincho en la terraza sea un fragmento de mar atlántico y el cemento de Rosario una playa “con arenas color azafran”.